Por Agustí Roc
Satisfacer nuestras ansias de running en pleno monte está de moda. Es un
hecho objetivo. Tanto como que entrenar y competir en un medio tan
especial no tiene absolutamente nada que ver con hacerlo en la placidez
del parque o las previsibles carreteras. Para poder desenvolvernos con
seguridad en esta disciplina tendremos que disponer de un amplio
repertorio técnico que nos permita solventar todas las posibles
situaciones a las que nos advocará la idiosincrasia de los caminos,
veredas y senderos. A lo largo del siguiente artículo te mostramos
como convertirte en un auténtico trail runner sin dejarte el pellejo en
el intento.
Difícilmente podremos salvar corriendo los desniveles más salvajes, sólo
los más preparados y según el tipo de carrera -de menor o mayor
distancia será factible. En estos casos el paso será muy corto y con el
menor impulso posible, sin apenas despegar los pies del suelo.
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La
mejor manera de superar estas cuestas será ayudándonos de los brazos,
traccionando con las manos sobre las rodillas, siempre intentando
mantener el torso lo más elevado posible para facilitar la apertura de
la caja torácica y con ello garantizar una buena respiración.
En
zonas técnicas haremos uso de las manos para ascender sujetándonos en
ramas, rocas (como en la foto), hierba, etc. Lograremos traccionar mejor
y descargar un poco las piernas y para mantener el equilibrio.
También se tiene que evitar subir escalones de mucha altura, será mejor
rodearlos y buscar el paso más fácil, aunque tengamos que recorrer
algunos metros de más. En zonas de prados en las que subir en línea
recta se pude hacer muy duro, una buena idea será hacer pequeñas
diagonales, de 2-4 pasos, al igual que en el esquí de montaña, pero en
este caso subiendo más directos.
Éstas, con toda seguridad, son las que en mayor proporción encontraremos
en los recorridos de los entrenamientos y las carreras. Aquí
mezclaremos técnicas según la longitud de la cuesta, el ritmo que
queramos llevar o el cansancio acumulado. También hay que valorar cuál
resultará más efectiva a nuestros propósitos.
CORRIENDO
Zancada corta y mayor frecuencia, impulso medio o suave, dependiendo de
la distancia. Graduar muy bien el esfuerzo para mantener el ritmo
durante toda la ascensión (No desesperarse con querer subir cuanto antes).
CAMINANDO En algunos
casos será la mejor opción. No por caminar iremos más despacio, podemos
ayudarnos de las manos al igual que en mayores pendientes pero en este
caso iremos con un paso más largo y rápido.
CAMINAR-CORRER
Recurriremos a esta técnica cuando correr se nos esté haciendo muy
duro, antes de colapsarnos y tener que parar a coger aire para poder
continuar. En recorridos largos ahorramos energía que nos vendrá muy
bien para la fase final.
Aquí podremos llevar un ritmo más elevado, siempre controlando el
esfuerzo a la distancia de la subida (o a la total del recorrido). La
zancada e impulso deberán ser algo más amplios, el torso ir más erguido y
el braceo más enérgico.
En zonas técnicas regularemos el paso según las irregularidades, evitando dar saltos, subir escalones altos... Buscaremos buenos apoyos para no perder tracción.
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