En mayo de 2012 acudí
a Ronda acompañado de Marcos, Jaime, Domingo y Antonio, compañeros
del club de atletismo Campiel con el que he participado en numerosas
carreras hasta ahora, llevaba entonces tres maratones (Copenhague,
Malaga y Praga) y me creía capaz de afrontar este reto. No estaba
mal físicamente pero esa carrera era algo desconocido para mi, esta
prueba es otra cosa, nada comparable a todo lo hecho anteriormente.
Salí con Jaime y otro
compañero pero en el primer km ya me pareció que iban demasiado
“lentos” así que poco a poco me los fui dejando. Todo iba bien,
corría en lo favorable y andaba en las cuestas, llegue a todos los
pasos de control que había hasta el campamento relativamente bien
pero una vez allí me senté, comí, descansé y mi cabeza dijo que
ya no quería sufrir mas, así que mentalmente busque la excusa que
necesitaba, “ya no se puede correr”, “es todo andando”,
“quedan 5 horas”. Ahora se que eran las excusas que mi cuerpo
necesitaba para abandonar. Y eso hice, abandone en el Cuartel de la
Legión después de 78 km y 10 horas y media. Marcos y Antonio que
iban a hacer tiempos buenos abandonaron en el km 40 y 60
respectivamente y los dos que yo deje por lentos terminaron, en 18
horas pero terminaron.
Cuando me levante al día
siguiente me dije “aquí no vuelvo mas” me dolía todo, no podía
dar un paso tenia una sensación agridulce de no haber terminado pero
como sabia que mis compañeros habían abandonado pensaba “bueno si
ellos que son mejores que yo han abandonado yo ...”. Cuando
estábamos desayunado llegaron Jaime y el otro amigo con una cara de
satisfacción que no cabían, cuando les pregunte me dijeron “ a
las 5 y media de la mañana pero hemos llegado” ¿Que pensé? ….
pues pensé “que cojones tienen estos y no yo”
Volví a Albox, y al día
siguiente pensaba “bueno, a lo mejor lo vuelvo a intentar”. A la
semana siguiente se instalo en mi mente un único pensamiento: “Allí
vuelvo yo y la termino”.
A partir de ahí se han
sucedido otra serie de “percances” en mi vida que de una forma u
otra me han impedido volver, no sabia si este era el año, no sabia
si estaba preparado, no quería intentarlo y volver a fallar, porque
no podemos olvidar que en Ronda no hay nada garantizado, solo el
sufrimiento y el orgullo.
Conseguí plaza, reserve
hotel y me dispuse a entrenar lo mejor que sabia o podía. Desde ese
momento empecé a sentir la responsabilidad de que había que
entrenar a tope y bien, que no me iban a regalar la carrera, que me
iba a doler todo y que aun así debía terminar,
El pasado día 9 de mayo
me veo de nuevo en el campo de fútbol de Ronda, lugar de reunión y
de partida de corredores y ciclistas, a las 11 de la mañana se da la
salida, busco a Pepi en la grada llena de gente para despedirme de
ella y en el ultimo momento la veo y me ve, me tira un beso y escucho
¡¡Viva España!! ¡¡Viva el Rey!! ¡¡Viva la Legión!! un cohete
y empezamos a correr... ¡¡Que sensación!! todo la gente grita y tu
no oyes nada, solo un ruido de fondo, muy a lo lejos, solo flotas,
pones cara de satisfacción y dibujas una sonrisa. A partir de ahora
estás solo, nadie correrá por ti pero notas que la gente te lleva
es algo impresionante. ¡¡¡¡ Tenéis que ir!!!
Había quedado con
Castro un amigo de Antequera para ir juntos pero muy pronto me di
cuenta de que esta prueba es algo personal. Para mi era un reto,
necesitaba conseguirlo y necesitaba hacerlo a mi manera. Yo me
conozco mejor que nadie, se de lo que soy capaz y de lo que no, esta
prueba estaba seguro de que debía dejarme llevar por mi instinto y
correr como me dictara la cabeza y la razón, una mezcla de ambas.
Pronto salimos de Ronda
y nos vimos en el monte a 37º y con 101 km 970m por delante. La
carrera tiene truco y es que la primera parte es corrible, corrible
pero dura, con un sube baja constante que a Carlos y a Pedro les
daría risa pero a mi me destrozaría si lo tomaba a tope así que
reserve todo lo que pude. Llegue muy bien a Arriate en el km 30
aproximadamente, ahí empieza la cuesta de los Cochinos, para mi la
ma dura de todo el recorrido, la subí bien, tranquilo pero bien,
en mi cabeza la prueba no había empezado ya que ese tramo lo
conocía, aunque parezca increíble me sonaban las curvas, los
paisajes, las vistas. Hasta aquí no valoras los avituallamientos, a
los voluntarios de la Legión, a la gente que anima por las calles,
bueno si los valoras pero no sabes lo importantes que son y que serán
a partir de este punto. Cuando llegas arriba hay un nuevo punto de
avituallamiento, rellenas agua, recargas isotónica, te ajustas la
mochila y te dispones a tirar, tienes un terreno “favorable”
prácticamente hasta Setenil de la Bodegas un punto clave en la
prueba y ...¡¡sorpresa!! las piernas no tiran ni cuesta abajo, no
sabes que ha pasado, solo que no puedes correr, que vas atrancado,
¡¡Dios que me pasa!! Entonces empiezas a ver que estás en el km
40, que son aproximadamente las 5 de la tarde y que hacen todavía
35º de temperatura. Te asaltan dudas, no sabes si tendrás
problemas, te duelen gemelos, soleos, musculos raros, poco a poco las
piernas cambian de modo subida a modo llaneo y bajada y empiezas a
correr como sabes, vuelves a imaginarte que te ríes y seguramente
vas sonriendo, los que te miran no saben porque pero tu sabes que es
porque han desaparecido eso miedos, vuelves a confiar en ti y te
vuelves a sentir fuerte. ¡¡¡Vamos a por Setenil!!!
Llevas ya casi dos horas
mas corriendo desde el alto y casi 7 desde la salida, entras en
Setenil de la Bodegas y te quedas sorprendido, parece la llegada a
una etapa del Tour de Francia, la gente estrecha el camino y solo
puede pasar un corredor, es espectacular la forma de animar,
increíble el paso por el pueblo, definitivamente no te crees Dios es
que ¡¡¡¡eres Dios!!!!
Llegas al punto de
recogida de mochila, en esta tengo ropa seca, frontal y una barrita
energética y pillo un sandwich de jamón york y queso, hasta aquí
no había comido nada solo isotónica, agua y fruta. Recojo lo que
me hace falta de la mochila, me cambio y descanso 15 minutos
mientras como pero sin llegar a sentarme, no quiero que el cuerpo se
acomode.
Salgo de Setenil y
escucho a un cientounero decir “Bueno, ahora empieza esto” Así
lo pienso yo también. Comienzo a correr pero una cuesta de 7 km mas
o menos bastante dura me hace parar y andar. Ahora si tienes tiempo
para pensar, en lo que has hecho y en lo que te queda, en los que
sabes que te están siguiendo, en mi caso también en Pepi que iba
tras de mi pueblo a pueblo. Ahora si valoras enormemente ese apoyo de
los legionarios, de la gente que lleva un día esperando para
animarte, de esa niña que está con una manguera de agua y te dice
“¿le mojo señor?” ¡¡¡Como no vas a dejar que te moje!!! Mas
adelante una señora ha hecho 200 croquetas de espárragos y tiene
coca colas y refrescos para todo el que pasa, unos niños han sacado
a la carretera una mesa de la playa han puesto gominolas compradas
con sus ahorros y agua fresca para ofrecérsela a los corredores,
solo quieren ser útiles y que te pares, claro que te paras y les das
las gracias. ¡¡¡¡Es increíble!!! Coronamos arriba y durante la
subida voy hablando con un corredor experto, se le nota mayor pero
fuerte, después sabría que era un capitán de la legión, al llegar
al punto mas alto veo que comienza la bajada corriendo, me voy detrás
de el y bajamos a saco, a estas alturas ya tenia dos o tres uñas
negras y bastantes ampollas en los dedos de los pies pero noto que
según pongo el pie en la bajada las voy reventando y eso hago,
cuando llegamos abajo hemos adelantado a unos 200 corredores, ¡¡una
pasada!!. Noto que me escuecen los pies, eso es que las ampollas se
han reventado todas, han desaparecido, ya no hay problema pero las
uñas están peor. Le comento a mi compañero de bajada “¿hemos
bajado bien eh?” a 3' 50'' me dice, espectacular.
Empieza a oscurecer,
estamos cerca del cuartel, creo que me da tiempo a llegar sin ponerme
el frontal y así es. Llego ya bastante tocado pero con la mente a
tope, en ningún momento se me ha pasado por la cabeza que no
terminaría, estoy seguro de acabar, aquí me doy cuenta de que sea
como sea llego. Entro por la puerta del cuartel a las 9 y 20' de la
noche, esperaba encontrar a Pepi pero no está, no la han dejado, le
mando un wasap y le digo que estoy allí. Cojo la segunda mochila, me
vuelvo a cambiar de camiseta y me como un plátano y otra barrita, la
ultima. Cojo los bastones para afrontar el ultimo tramo y sin apenas
descanso atravieso el cuartel y salimos por la puerta trasera. Allí
si está Pepi, ha dado un pedazo de vuelta para verme salir, me da un
beso y eso me pone las pilas y comienzo de nuevo a correr, ya duelen
mucho las piernas, tengo molestias en el gemelo de la pierna
izquierda, tres uñas negras en un pie y dos en otro y las malditas
ampollas, pero las verdad es que no tengo sensación de un dolor que
no se pueda soportar.
¡¡¡¡¡Ahora empieza
mi carrera!!!!! de lo que queda no conozco nada, no se si es muy duro
o mas duro. Comenzamos la subida a la famosa Ermita, larga muy larga
y dura muy dura pero la sensación de no ser tanto como me la habían
puesto, en esta cuesta adelanto a bastantes personas, la gente
comienza a estar “muerta” yo con los bastones no voy mal, tiro de
brazos y me ayuda bastante, llegamos al punto mas alto y comienza la
bajada, ya es plena noche, llevamos el frontal y eso dificulta la
visión , aun así hago varios tramos corriendo, se ve a lo lejos
Monte Jaque, tenia metido en mente que allí había café, y me
imaginaba un solo fuerte, eso me pondría las pilas. Llego a Monte
Jaque, recargo agua, tomo un café que me bebo andando y pregunto
cual es el siguiente punto, me dicen que Benaoján a 4 km de asfalto
cuesta abajo. Perfecto parece hecho para mi, pliego los bastones, me
ajusto las zapatillas y me dispongo a correr. Fueron quizás los
mejores km, con el fresco de la noche en la cara, terreno favorable,
asfalto, ritmo cómodo, solo y sabiéndome llegador.
Cuando llego a Benaojan
se que es el ultimo pueblo antes de Ronda, no se que km es pero
tampoco lo pregunto comienzo la subida difícil y tirando de bastones
me encuentro “bien”, corro algunos tramos pequeños pero la
pierna izquierda empieza a avisarme de que se ha acabado el correr,
que no da para mas. Lo intento un par de veces y veo que va a peor. Ya
estoy en el km 90 y decido no arriesgar pero con una sensación de
rabia contenida porque me veía capaz de afrontar la ultima parte
corriendo y corriendo bien, pero ahora me adelantan a mi los que van
bien pero ni uno solo pasa sin darte ánimos, es lo que tienen los
101, sobre todo compañerismo.
Cuando me doy cuenta
estoy en la famosa cuesta del cachondeo, ultima dificultad antes de
Ronda. Ya se ve Ronda, está iluminada, es mas bonita que nunca, y
según levantas la vista un rosario de lucecitas indican el camino a
seguir, son los corredores que inician la ascensión, es un
espectáculo y te emocionas, recuerdas que esa mañana a las 11
estabas en la salida, y deseas mas que nunca entrar en la ciudad, ver
la meta pero lo que nunca te esperas es lo que te va a suceder cuando
entras en Ronda. Hay gente por todos sitios, solo escuchas aplausos,
gritos de animo, una ciudad que vive para su prueba, recuerdas que en
esa sierra cuando ya no podías ni andar, al dar la vuelta a
cualquier curva siempre hay un legionario dándote ánimos ¡¡¡¡que
grandes son!!!.
Entro en Ronda casi
llorando, cruzo el puente y me quedan escasos 500 m pero llevo una
cara de dolor y una pierna casi arrastrando entonces apareció un
legionario se puso a mi lado y me decía a voces en el oído: “con
dos cojones, eres el mejor” “ lo has conseguido, tienes los
güevos como los osos” “no quiero caras tristes, quiero verte
reír, tienes que entrar riendo” Me puso a cien y aun no se como
pero me puse a correr y entre en meta corriendo, allí sentí Nico,
Nico... allí estaba Pepi después de un día entero esperando, me
paré con ella, necesitaba compartir mi éxito con alguien y con
quien mejor, me recree, nos hicimos fotos y después tranquilamente
entregue la cartilla me la sellaron y pase la linea de meta.
Recogidas mis mochilas volví con Pepi y me fundí en un abrazo con
el legionario de antes, le di las gracias ¿y sabéis lo que me
pidió? Que por favor estuviéramos mañana a las 11 allí para
esperar y aplaudir al último en llegar para que no se sintiera solo.
¿Es o no una prueba grande? ¿es o no compañerismo?
¿Que se siente al
llegar? No te lo se decir, tienes que ir y si puedes después lo
cuentas tu. La vida nos pone pruebas, unas las conseguimos y otras
no, pero esta carrera y mi afición al running me han enseñado que
en la vida si deseas algo, luchas, trabajas, te esfuerzas y te
sacrificas casi siempre lo consigues.
De todas formas nada
hubiera sido posible sin mis amig@s
corredores, los miembros de ese pedazo de club RUNBOX, con los que he
pasado horas y horas de rambla, de frontal nocturno, de charlas. Me
han venido de lujo los consejos de Pedro, de sus experiencia en la
Sulair, Sierra Nevada, … Carlos ese fenómeno que cada vez que nos
cruzamos en la rambla me daba unos ánimos increíbles, de las chicas
a las que les parecía una proeza lo que iba a hacer y me hacían
sentir mas fuerte, en la carrera me faltó Andrés que se quedo sin
plaza, pero se que el algún día sera cientounero eso seguro. Y por
supuesto de Pepi que siempre confió en mi y me aseguró que esta vez
la terminaría.
Ya soy cientounero, he
cumplido un reto, he cumplido un sueño, he cumplido un deseo. De eso
vivimos de retos conseguidos y de sueños realizados y de deseos
cumplidos, no dejemos jamás que nada ni nadie nos robe nuestros
sueños.
¡¡¡¡Nos vemos en la
Rambla!!!!